He de confesar que he terminado con éxito muy pocas de las aventuras gráficas clásicas. Por unos motivos u otros me cuesta ponerme durante varias horas a dar vueltas por un mapa o escenario buscando la lógica, si la hay, a las hilarantes situaciones muchas veces propuestas por los referentes del género.

Ésto que podría parecer algo desafortunado a priori, es todo lo contrario ya que a día de hoy es una absoluta ventaja tener tremendos juegos de este estilo a los que echar el guante como si fuesen "nuevos". Además, gracias a ScummVM, con extrema facilidad para ello.


Preparativos previos.

Desde que recuerdo tengo la espina clavada de darle una oportunidad seria a este 'Full Throttle' del que versa la entrada. Cuando lo vi hace 20 años ya me llamó la atención por su cuidado apartado gráfico, muy distinto a lo acostumbrado en consolas; mis máquinas de entretenimiento principales aquellos días. Pero al no disponer en esos momentos de ordenador compatible propio tuve que dejar pasar la oportunidad de jugarlo en profundidad. Y ya se sabe que cuando algo se deja... muchas veces es para siempre (o casi).

Ahora que he retomado la afición con fuerza me entró de nuevo el gusanillo por una aventura de LucasArts. Y la elegida entre las muchas posibles ha sido este titulazo de temática motera protagonizado por Ben, cabeza visible de la banda Polecats.



Ya que tiene fama de no ser ni demasiado larga ni muy complicada, me parecía la elección perfecta para esta toma de contacto con un género no demasiado diestro para mí. Y, rememorando días pasados, antes de comenzar me he hecho con una guía del mismo para no frustrarme en caso de "atasco". Por supuesto en papel, que en algo hay que gastar la tinta de la impresora.

Por lo tanto, armado para la ocasión como un clásico de la "vieja escuela" (algo vago para los más puristas, lo asumo), me dispongo a vivir esta odisea en la carretera con la esperanza de llevarla a buen puerto.



Argumento.

El punto de partida es la conversación en una limusina entre Malcolm Corley, dueño de la prestigiosa fábrica de motos Corley Motors, y su mano derecha Adrian Ripburger, siniestro hombre de negocios que no duda en hacer lo que haga falta para que sus convicciones triunfen; algo por lo que es respetado por Corley (al fin y al cabo "el business es el business").



Este Sr. Ripburger, en su afán por aparentar, planea llegar a la próxima junta de accionistas escoltado por una banda de moteros. Corley no está muy de acuerdo con el asunto y mientras lo discuten a bordo de su vehículo se dan de bruces casualmente con los Polecats, conocido escuadrón que tienen en las dos ruedas su modo de vida, a los que deciden seguir hasta su parada en un bar.


Al conocer a su líder, Ben, Malcolm comienza a charlar amistosamente hasta la aparición por sorpresa de Ripburger que desoye la "recomendación" del jefe de esperar en el coche. Además se permite el lujo de proponer el trabajo de escolta a Ben y los suyos, cosa que éste rechaza de pleno. Ripburger se muestra insistente tras las negativas y, tras salir fuera, deja KO a Ben, lo oculta en un contenedor y hace creer al resto de los Polecats que su jefe finalmente aceptó el empleo. Por ello todos cogen su moto y siguen la limusina.


Cuando Ben despierta se encuentra desorientado y solo. Tras descubir que todo era una treta y que a su banda le espera una emboscada decide salir en su busca.




El juego.

'Full Throttle' data del año 1995 y es obra de la prestigiosa desarrolladora LucasArts. De entre su elenco de aventuras gráficas ésta fue la primera en aparecer únicamente en CD. Haciendo uso de su famoso motor SCUMM logra dar forma a un juego con tintes de road-movie donde lo que se muestra es tan importante como el cómo se muestra.



Una rockera banda sonora a cargo de The Gone Jackals (estilo Motörhead) es la acompañante perfecta para la acción, la cual transcurre entre escenas cinemáticas que sorprenden a propios y extraños si se piensa que hablamos de una obra con dos décadas a sus espaldas. El grafismo de cuidado diseño junto a los impecables diálogos en inglés, con actores de doblaje de la talla de Mark Hamill (posibilidad de subtítulos en castellano), conforman un conjunto que llama la atención desde el primer instante. Y, además, con un sentido del humor presente también desde el frame inicial.



La interfaz es simple e intuitiva como pocas. La pantalla se muestra "limpia", sin marcadores o menús fijos, lo que asimismo incide en el aspecto cinematográfico que impregna la obra. Lo único que hace acto de presencia es un "puntero" en forma de cruz que sirve para guiar los pasos del protagonista y que cambia su aspecto con los elementos interactivos de los decorados. En ellos, dejando pulsado uno de los botones del ratón, se accede al menú con 3 acciones disponible: puño, bota y boca. Con ellos se podrá charlar con los personajes que salgan al paso, dar patadas, aporrear puertas, coger utensilios... Aparte de ésto existe el inventario, al que se entra con el otro botón de nuestro periférico, y que posibilita usar cualquier objeto que hayamos recogido a lo largo de nuestro periplo. Y ya está, no hay más. Como véis, da lugar a pocos quebraderos de cabeza.



Metidos en faena, y tras su cuidada introducción digna de toda una superproducción, da comienzo la aventura; una sucesión de puzles cuya velocidad de resolución va pareja a la experiencia que se posea en este tipo de juegos. Además alterna momentos de viaje en la "burra", peleas con otros motoristas o minijuegos de "destruction derby" que dan variedad a las situaciones y rompen la monotonía.


Los acertijos propuestos son lineales. No hay demasiada opción a pérdidas en busca del objeto perdido. Para los neófitos es algo positivo; para los curtidos en mil batallas de este tipo no tanto. Desde luego para el que desee un primer acercamiento con una aventura gráfica típica aquí tiene una inmejorable opción.




La historia está bien hilvanada, llevando de unos puntos argumentales a otros con coherencia. O al menos con más de la habitual en otras obras de Lucas. En este mismo sentido se muestran los puzles, cuya resolución es bastante lógica, sin "disparates" ni combinaciones imposibles resueltas a base de ensayo y error como en otros grandes del género que pecan, en ocasiones, de ser demasiado crípticos y descabellados.

Los personajes poseen una personalidad marcada, estando el protagonista no exento de carisma. Aunque en el fondo se muestra como un "perdedor", lo lleva con la cabeza muy alta. Los secundarios asimismo están cuidados, destacando especialmente el buenazo de Malcolm Corley y el "pobre" Horrace (vendedor de souvenirs). Igualmente Ripburger, como antagonista, posee muchos de los estereotipos de los "malos" de las películas de acción de finales de los 80 y los 90: plano en su desarrollo pero frío y sin escrúpulos en su puesta en escena. 


Conclusiones.

'Full Throttle' ofrece justo lo que se espera de él si uno no ha estado viviendo en un búnker los últimos 20 años. Lo mencionado en su momento en las revistas especializadas referente a su calidad no era ninguna exageración, al igual que la menor cota de dificultad respecto a otras obras con las que comparte género. 



Entiendo que para los más versados en estas lides se quede corto en cuanto a duración y escaso en escollos a superar. Pero para el resto es un buen exponente para dar rienda suelta a nuestra sed de aventura sabiendo de antemano que las posibilidades de éxito de la misma son muy altas.


Una vez terminado deja con ganas de más pero también, con la experiencia adquirida, es posible acometer nuevas empresas de la mano de LucasArts con mayores garantías si uno es un novato en estos mundillos del "point and click".